La huelga general desquicia a los medios conservadores

En tiempos de cambio, parece que los dueños de los medios se ponen muy nerviosos y olvidan el infinito repertorio de formas de disimulo que normalmente ponen en juego. En tiempos difíciles, la responsabilidad que atañe a los medios en la gestación de la opinión pública se difumina en favor de ciertas formas extremadamente agresivas de desinformación, que se vuelven legítimas e incluso autojustificadas, dentro de esa "incertidumbre momentánea" (que quienes crean desean que sea permanente).
Esta conclusión anticipada no es innovadora; los estudiantes de comunicación lo saben y se les hace cansino andar repitiéndolas a menudo, pero sí merece la pena sacarla a relucir cada vez que se cometen atrocidades informativas. A menudo, esta visión crítica pertenece a la izquierda social, pero su evidencia es enorme, y ninguna categoría de pensamiento político debería apropiársela para sí.
Es tan fácil de comprender que resulta muy ilustrativo poner un ejemplo cotidiano: en el contexto actual se da la convivencia de un viejo modelo de propaganda y desinformación, sumergido en un "nuevo" océano comunicativo muchísimo más transparente que sus anteriores modelos de comunicación social: las redes sociales. En ellas, una gran mayoría de los ciudadanos comparten con sarcasmo e indignación todas esas noticias que se publican cada pocas horas en esos medios obsoletos, lineales, impositivos, del poder político.
No es ninguna idea política de izquierdas, sino una realidad innegable y muy presente, que el choque violento entre las herramientas de comunicación del poder y los sistemas de comunicación horizontales producen cada vez más y mayores contradicciones insoportables en nuestras sociedades; los medios tradicionales se evidencian como inoperantes, como ya en otras épocas ha sucedido, y han acabado con profundas transformaciones sociales.
(NOTA: La naturaleza del texto de opinión que tienen ahora mismo delante no es de carácter "transformista", sino meramente enunciador).
El resultado de este choque es el enclaustramiento y el empobrecimiento de nuestra cultura, el pensamiento débil, la visión dicotómica de la realidad, la resignación, la parcialidad... Y eso, en el tejido social, se convierte inmediatamente en desigualdad, injusticia, inmovilidad, pobreza, violencia. No hay que andarse con moderaciones: estos medios promueven estas situaciones.
Para que a la ciudadanía se le puedan recortar sus derechos en beneficio de una enferma oligarquía abusadora, hace falta primero crear un gran marco de desinformación y saturación, un limbo o una liminaridad en el pensamiento social.
Es por ello que todos esos medios que priorizan la manipulación informativa y la ponen en primer plano (como puede ser el ilustrador ejemplo de las portadas de los periódicos) frente a otras líneas de información que al menos ofrecen algo de contenido, están ayudando a mantener toda esa desigualdad, injusticia, inmovilidad, pobreza, violencia.
¿Cuáles son esos medios? Aquellos que obtienen un gran beneficio al apoyar a un poder opresor.
Estas primeras semanas de marzo se han caracterizado, en mi opinión, por un aumento de la agresividad desinformativa de los dueños de la información. Probablemente usted lo haya notado, ya que basta un mínimo de atención y ningún tipo de conocimiento especializado para intuir las oscilaciones de mediático.
Creo que hay dos preguntas que están en la mente de muchos dudosos:
¿Es preciso incluir a los medios de izquierda en ese aumento de la agresividad informativa?
Sí y no. La cuestión que me parece importante es cómo el poder político (no el económico) está dejando de tener vías efectivas de legitimación. Curiosamente, la extrema derecha está utilizando, además de su repertorio clásico de apariencias, la agitprop o propaganda de agitación, que tuvo un gran calado en el comunismo ruso más de los años 20. Aunque inapropiada en la mayoría de los casos, poseía una finalidad basada en la acción social. La propaganda de poder que nos llega hoy es precisamente lo contrario: la de la inactitud.
¿Es justo criticar la Huelga General por la actitud que han tenido los sindicatos mayoritarios?
No. Aún siendo totalmente cierto:
que CCOO y UGT han actuado de manera partidista en favor del anterior gobierno del PSOE, dificultando el deseo popular de numerosas huelgas generales, calmando los nervios ante los numerosos recortes sociales que ahora continúan y aplazando varios meses la del 29 de septiembre de 2010, y convocando sin embargo la del 29 de marzo con escaso margen,
la función de una nueva Huelga General va mucho más allá de ser un simple altavoz de estos sindicatos, convirtiéndose, y cada vez más, en un increíble estallido de lo público en las calles.
Aclarado esto, podemos pasar al asunto en cuestión que origina estos debates: la polémica de las cabeceras de los medios conservadores: ABC, La Razón y La Gaceta.
Como jamás debe argüirse deliberadamente que existe una homogeneidad en las redes sobre un tema, no podemos generalizar que, efectivamente, haya una inmensa mayoría poblacional afectada por este asunto. Pero algunas cifras sí nos ayudan a esclarecer posibles actitudes comunes.
En menéame, la simple imagen de las tres cabeceras, sin comentarios ni ningún tipo de reflexión, subida por un blogger, alcanzaba las 18.000 visitas en solo un día. Son cifras bastante contundentes, para no haber ningún tipo de información u opinión añadida.
Y es que, mal que pese a este Laboratorio de Noticias, cada vez más, el análisis sobra, se hace evidente, o bien la reflexión tiene lugar de manera cooperativa, compartida, en las redes sociales, donde sin duda, se desarrolla el discurso público real, el verdadero.
Son los propios comentarios en las redes los que mejor resumen la la brutal campaña de desmembración de lo social. Aunque son demasiados, si hacemos selección, podemos encontrar algunos de interés. En Menéame:
arturius:
ABC: "Los sindicatos entran en campaña". Según ABC el motivo de la huelga son las elecciones andaluzas y asturianas.
La Razón: "Huelga contra España". Hacen hincapié en que la huelga supondría perder el 0.7% del PIB. Ya estáis tardando en sentiros culpables si os manifestáis democráticamente; y no os olvidéis de pedir perdón.
La Gaceta: "Amenazan al Gobierno con más conflictividad social". Este me ha parecido el más moderado.
sabbut
¿7.688 millones de pérdidas por un solo día de huelga? ¿Si la huelga fuera de un año las pérdidas (7.688 millones por 366 días) serían el doble del PIB español? En dos palabras, im prezionante. Y en otras dos, no melocreo.
PACM
Encuesta del ABC www.abc.es/encuestas/index.a...
Si votas "sí" te dice que tu IP ya ha votado, aun no conozco a nadie que consiguiese votar que sí.
Este último usuario, entre muchos otros, hacía eco de la imposibilidad de votar a favor de la Huelga General enel diario ABC. Aunque es un asunto secundario o, en buena medida irrelevante, el tema de las encuentas en estos medios dice mucho acerca de la actitud manipulativa que mantienen. El juego de las encuestas es una herramienta absolutamente inútil salvo para la manipulación.
A continuación adjuntamos algunas de las últimas que hemos encontrado, entre las que se incluye una sobre cuál es el medio de izquierdas más radical. Esta encuesta nos ha gustado especialmente porque, al no haber limitación en el voto, hemos podido automarcarnos como los más radicales y así encabezar esta absurda encuesta (en cierto modo nada ofensiva, ya que radical significa etimológicamente acudir a la raíz de los problemas).
Estamos ante nuevos estallidos de violencia informativa y cada vez resulta más irresponsable el no posicionarse en contra de estos flujos informativos tan bestiales. Es cierto, estamos en tiempos muy difíciles, pero cada vez nos dejamos engañar menos por la estructura de poder político-económica y sus omnipresentes brazos mediáticos.
Pero, y sirva como ejemplo el tema de las encuestas, tal vez estemos empezando a aburrirnos de reírnos de ellos y que ellos se rían de nosotros. Tal vez 2012 defina una nueva etapa informativa en este tipo de pseudoconflictos donde gigantes y pequeños se señalan con el dedo.

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