José
Guillén
En
un acto institucional celebrado en el Parlamento de Cataluña y moderado por su
Presidenta, la dirigente de CiU Núria de Gispert, han rendido homenaje al
dirigente del POUM Andreu NIn, en el 76 aniversario de su misteriosa
desaparición cuando estaba siendo
trasladado, para ser juzgado por los sucesos de Mayo del 37.
A
dicho acto han asistido los
máximos dirigentes de EUiA, PCC y PSUC-viu junto con ICV, PSC, ERC, CC.OO.,
UGT, CGT y una variada representación de pequeños grupos de la izquierda
trotskista y anticomunista. En el homenaje han resonado los ecos del
anticomunismo de la guerra fría cuando ya se utilizó exhaustivamente la figura
de Andreu Nin y a su partido, el POUM, para desacreditar al PCE, al PSUC y a la
Unión Soviética.
Curiosamente,
a pesar de que el POUM y Andreu Nin han pasado a la historia como los
“verdaderos revolucionarios”, puros e intransigentes, que luchaban contra todas
las tendencias y expresiones políticas de la burguesía –entre las que ellos
incluían al PCE y el PSUC– el homenaje ha contado con la plena participación de
la burguesía nacionalista catalana (CiU, PSC y otros) patrocinadora
de graves recortes sociales y políticas salvajes neoliberales, y con el apoyo
de las instituciones y la prensa del sistema.
La
burguesía catalana reivindica a Nin para defender el capitalismo
En
el acto, la reaccionaria convergente Núria de Gispert se deshacía en halagos
hacia la figura de Andreu Nin: “un político notorio, un líder revolucionario y
un ciudadano comprometido”. La pregunta se nos viene a la cabeza ¿Es que se ha
vuelto la burguesía catalana “revolucionaria” o discípula del camino “marxista”
de Nin? Cómo, ¿Recortando los derechos sociales y laborales a los trabajadores?
¿Extendiendo la corrupción y la privatización por las tierras catalanas?
La
alta burguesía catalana mira hacia el pasado para mantener su sistema de
explotación en el futuro. Necesita ocultar su historia para eludir su
responsabilidad histórica en el genocidio franquista mezclando a las víctimas
con los verdugos y, con este homenaje anticomunista, volver a la eterna
cantinela que ambos bandos cometieron crímenes (igualando al fascismo con la
defensa de la democracia). El homenaje “revolucionario” magnifica la muerte de
Nin y oculta los crímenes cometidos por su facción (POUM y sectores extremistas
del anarquismo) para, en realidad, denigrar y criminalizar la memoria de los
antifascistas consecuentes, especialmente de los comunistas, que lucharon por
la democracia popular y la república, intentando alejar, el actual descontento
popular contra la crisis y el capitalismo, del marxismo y el socialismo.
Para
desviar a la clase obrera y al pueblo quieren restablecer el discurso de la
“reconciliación” de clases, como en la transición, regenerando su “consenso”
burgués desprestigiado por la crisis, sus corrupciones y recortes salvajes,
marchando todos juntos hacia una “segunda transición”, e incluso, formar un
frente común con sectores de la izquierda anticomunista para iniciar el camino
hacia una supuesta soberanía catalana, dictaminada desde Berlín y la Troika.
Nuria de Gispert lo expresaba con sus palabras: "Una mirada responsable y
serena a la tragedia de la Guerra Civil, de las víctimas y verdugos, nos ha de
llevar a constatar la necesidad de reconciliarnos con la historia, viviendo un
presente que hemos de mejorar con la aportación de todos en paz,
para vislumbrar horizontes de libertad y de justicia". Y ya
sabemos lo que significa paz, libertad y justicia para la burguesía
convergente.
¿Los
“herederos” del PSUC atacan su historia?
Merece
destacarse en este “revival” de la guerra fría la presencia de dos
organizaciones vinculadas con el PCE y herederas del PSUC histórico, el PCC y
el PSUC-viu, representados por sus dos secretarios generales, Joan Josep Nuet y
Alfred Clemente. Su presencia y su apoyo al homenaje comportan la ruptura del
hilo conductor que unía al PCE, al PSUC y al PCC con su historia más gloriosa:
la “República de Nuevo Tipo”, la alianza con la URSS, el Frente Popular, la
unidad antifascista y el Ejército Popular, justo las políticas que Andreu Nin y
el POUM atacaron agresivamente.
Superpuestas
a las causas reales de la desaparición y muerte de Andreu Nin, ya sea en
respuesta a órdenes directas de Stalin –a pesar de que los
anticomunistas le atribuyen su autoría todavía no se han hallado pruebas
concluyentes en ningún lugar– o de agentes dobles del NKVD soviético dirigido
por Alexander Orlov –curiosamente “exiliado” a los Estados Unidos tras el
suceso– que pretendía dañar la imagen de la República, de la URSS y de los
comunistas españoles, o si la desaparición de Nin obedece a cualquier otra
motivación diferente, encontramos un hecho fundamental: de haber triunfado el
alzamiento del POUM y sectores anarquistas en mayo de 1937 en Barcelona,
indiscutiblemente la suerte que habrían corrido los dirigentes del PSUC no
habría sido muy diferente de la de Nin. Joan Comorera, secretario general del
PSUC y Rodríguez Salas, ex dirigente del Bloc Obrer i Camperol que ingresó en
el PSUC sufrieron sendos atentados antes de mayo de 1937, y otros dirigentes
sindicales y políticos de este partido como Desideri Trillas, Roldán Cortada y
Sesé fueron asesinados por rivales políticos situados en el anticomunismo de
izquierdas.
La
Izquierda dogmática reivindica a Nin
De
haber ido las cosas de forma diferente, quizás hoy estaríamos preguntándonos
por la desaparición del secretario general del PSUC, y Nuet y Clemente, se
verían obligados a rendir homenaje a Joan Comorera en lugar de Andreu Nin. Pero
el diputado de la Izquierda Plural y líder del PCC, Joan Josep Nuet, así como
Alfred Clemente, han preferido eludir las circunstancias históricas de este
suceso, rompiendo de esta manera con los restos de la línea histórica del PCC y
del PSUC-viu. Nuet, por ejemplo, en una ardiente reivindicación de Nin afirma
que su legado «ha de ser recuperado» y hay que combatir «por una parte el
olvido del franquismo y la transición monárquica, y por otra de una parte de la
izquierda dogmática, en la cual el partido del que soy secretario general se ha
colocado en excesivas situaciones» (1). ¿Son conscientes los secretarios
generales del PCC y del PSUCviu que al asumir y reivindicar las posiciones
representadas por Andreu Nin y el POUM participan en la defenestración y revisión
histórica burguesa de los militantes, del PSUC-PCE, que defendieron la
República? ¿Cómo pueden llevar a sus organizaciones políticas hacia el
lobby del anticomunismo de izquierdas? Cuando asumen las posiciones
representadas por Andreu Nin y el POUM se enfrentan al todo lo que significó el
PSUC: la unidad de los comunistas, la comprensión de la cuestión nacional, el
Frente Popular, la defensa de la República y la política antifascista e
internacionalista practicada por la Unión Soviética y la Internacional
Comunista.
¿Sectarismo
del PSUC?
Para
conocer las circunstancias de los conflictos en la retaguardia republicana es
preciso no olvidar el contexto histórico: se considera correcto culpabilizar al
PSUC por ser sectario y crear un clima de confrontación agresiva contra el
POUM, cuando las desavenencias políticas eran mutuas y venían de muy atrás
–antes de formarse ambos partidos- y éstas se vieron agudizadas por la guerra y
por la postura sectaria y maximalista que adoptó el POUM, frente a la política
de unidad antifascista amplia del PSUC en su estrategia de Revolución popular,
además de que el partido de Nin y sus milicias acogieron en su seno a numerosos
grupos de trotskistas e izquierdistas europeos que atacaban a la República y a
la URSS. Una lectura histórica mayoritaria y en algunos momentos de pensamiento
único –tal y como sucedió en los mejores años de la guerra fría anticomunista-,
utiliza el victimismo del POUM para silenciar el momento en el que las
víctimas políticas tenían el carnet del PSUC-UGT y ni siquiera se
menciona el tratamiento que el POUM daba al PSUC.
Nin
contra el PCE, el PSUC, el Frente Popular, la Generalitat y la República
No
se puede olvidar que Andreu Nin fue muy sincero y muy
explícito, por ejemplo, cuando en diciembre de 1936 calificaba al PCE y
al PSUC como «traidores y renegados del marxismo» y, en tono belicoso,
calificaba a sus dirigentes como «los falsos caudillos y los burócratas del
movimiento obrero [que] estarán al otro lado de la barricada» (2), se supone
que no para jugar al fútbol precisamente. En marzo de 1937 Nin se preguntaba
irónicamente qué diferencia había entre el PSUC y los políticos de la burguesía
(3), mientras que, tras los sucesos de mayo afirmaba desafiante que «la
conducta del Partido Comunista de España, y de su filial el PSUC, en Cataluña,
durante las jornadas de mayo, ha venido a demostrar que dichos partidos no
representan una simple tendencia reformista del movimiento obrero, sino que
constituyen la vanguardia y el instrumento de la contrarrevolución burguesa
(…). Los representantes del proletariado revolucionario y de los verdugos no
pueden sentarse a una misma mesa» (4).
¿Es este el «legado» que Nuet y
Clemente quieren recuperar de Andreu Nin?
Nuet
y Clemente seguramente también pensarán que Nin tenía razón cuando el dirigente
del POUM afirmaba en plena guerra civil y en un tono golpista: «exigimos y
propugnamos la disolución inmediata del Parlamento de la República y del
Parlamento catalán porque son formas de organización política completamente
superadas, que pertenecen al pasado» (5). No se puede olvidar tampoco que
durante las jornadas de mayo Julián Gorkín, número 2 del POUM, se reunió con
dirigentes de la CNT –que afortunadamente le negaron su apoyo– para ir a por
todas y acabar con el PSUC y el resto de fuerzas políticas y sindicales que
apoyaban a la Generalitat republicana. También Franco, la Falange, Hitler y
Mussolini pensaban que el parlamento de la República y el de Cataluña eran
instituciones superadas que debían desaparecer, y pusieron todo su empeño en
lograrlo, enviando sus hordas asesinas a arrasar las ciudades republicanas y
exterminar a los defensores del régimen popular, legítimo y democrático.
Asimismo,
Nuet y Clemente coincidirán con Nin que llamar a los obreros a combatir al lado
de la República es un crimen contrarrevolucionario puesto que «cuando se os
dice que lucháis por una república democrática, lo que se os dice es que os
preparéis para participar en la futura guerra imperialista (…). Hoy se han
formado ya dos grupos imperialistas. Inglaterra y Francia junto con la URSS
staliniana, contra el bloque de Alemania, Italia y el Japón» (6), y además «la
burocracia contrarrevolucionaria de Moscú –la URSS- quiere tener la seguridad
absoluta de controlar la política interna de nuestro país y los derroteros de
nuestra revolución» (7). Ya lo había dicho Franco: el glorioso alzamiento
nacional fue necesario para salvar a España de convertirse en una dictadura
comunista controlada por Moscú.
Quizás
también incluyen Nuet y Clemente incluyen en el legado a recuperar de Nin sus
análisis que destacan que «el Partido Comunista y el PSUC desempeñan el papel
de agentes de la burguesía en el movimiento obrero, más peligrosos para la
revolución que la propia burguesía, por cuanto la etiqueta marxista con que se
adornan facilita su penetración en las filas proletarias» (7). Por lo tanto, la
consigna del momento queda clara para cualquier revolucionario consecuente:
combatir a muerte al PCE, al PSUC (¿y al PCC?) tal y como muestran
las enseñanzas de Nin e incluso con mucha más energía en la actualidad, dado
que hoy son organizaciones mucho más reformistas que en 1936-1937.
¿Donde
está hoy Nin, en Washington o en Berlín?
Finalmente,
como aplicación actual del legado sectario y dogmático de Nin, es de
suponer también que Nuet y Clemente serán consecuentes con las enseñanzas del
líder del POUM, que muestran que hay que combatir con igual energía a las
Repúblicas populares, al fascismo y al imperialismo.¿Harán suyas la ideas de
los grupos trotskistas y anticomunistas de América Latina que consideran que
Hugo Chávez, Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael Correa representan a una
burguesía contrarrevolucionaria e incluso a un instrumento del imperialismo
chino, burguesías –y sus aliados entre los partidos comunistas y de izquierdas-
a las que se debe combatir con tanta energía como a las oligarquías
dependientes del imperialismo yanqui?;y con la misma lógica de Nin, ¿Se
alinearán contra el socialismo cubano afirmando que está dirigido por «la
dictadura de los hermanos Castro» y que también debe ser combatido puesto que
representaría a la burocracia contrarrevolucionaria de La Habana que está
preparando la restauración capitalista? Seguramente los militantes, del
PCC y del PSUC viu, estarán ansiosos por conocer cómo sus organizaciones deben
aplicar a partir de ahora en política internacional el legado de Andreu Nin.
¿Y
Trillas, Cortada, Sesé o Comorera?
Es
curioso contemplar a estos dirigentes, deslumbrados al descubrir a Andreu Nin,
cuando critican gratuitamente a esa «izquierda dogmática» que defiende el
legado de la República, del Frente Popular, del PCE y del PSUC históricos,
antifascistas y revolucionarios, es decir, la política de unidad amplia para
vencer al fascismo y transformar la sociedad. Jamás han participado en
homenajes a militantes del PSUC como Desideri Trillas, Roldán Cortada y Sesé.
Al mismo tiempo, siguen manteniendo en el olvido y el silencio –e incluso a
veces aceptan la montaña de calumnias inventadas por Carrillo- a Joan
Comorera, fundador del PSUC y secretario general de un partido que consiguió
unir a todas las fuerzas patrióticas, republicanas y de izquierdas para
prolongar la resistencia antifascista: un dirigente que a riesgo de su vida se
enfrentó valientemente a la dictadura anarquista, y fue el que con más energía
trabajó para que la retaguardia catalana se recuperara y se uniera al esfuerzo
común en la defensa de la República.
Es lamentable que la memoria
histórica de los comunistas y otros antifascistas se haya sacrificado en el
altar de lo políticamente correcto, buscando una imagen mediática que
facilite la recaudación de votos entre sectores izquierdistas tradicionalmente
hostiles a las organizaciones dominantes en EUiA, sin perder el equilibrio con
el perfil institucional, reformista y nacionalista de esta organización.
Recuperar
la historia para construir el presente y conquistar el futuro
¿Cómo
es posible que los máximos dirigentes de EUiA, del PCC y el PSUC-viu no se den
cuenta de que la burguesía catalana, representada por CiU, PSC y otros, los
están utilizando para destruir el patrimonio revolucionario y la memoria
histórica de los comunistas y antifascistas que lucharon en defensa de la
republica al homenajear al anticomunista Andreu Nin? ¿Es esta es la “unidad”
que algunos preconizan? ¿La unidad con las fuerzas que representan a la
burguesía depredadora, corrupta, sionista y atlantista, esta vez, con el
argumento del anticomunismo de izquierdas? Triste panorama para una
mayoría de los militantes de estas organizaciones que cotidianamente se
esfuerzan y se sacrifican con la esperanza de conseguir una sociedad mejor. La
memoria histórica de comunistas, socialistas, republicanos y otros
antifascistas se merecen algo mejor. Recuperar el pasado, la heroica
historia de lucha, para construir el presente y conquistar un futuro de
democracia popular, republica y socialismo.
Notas:
(2)
Andreu Nin: La revolución española. Editorial Fontamara. Barcelona, 1978, p.
250.
(3)
Nin, p. 265.
(4)
Nin, p. 289.
(5)
Nin, p. 251.
(6)
Nin, p. 255.
(7)
Nin, p. 246.
(8)
Nin, p. 298.
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