Este mes de enero nuestro compañero Joan se ha ido de
forma clandestina hacia ese destino del que solo vuelven en forma de memoria
quienes han sembrado sentimientos, aunque sean encontrados. No sabemos que día
se fue, ni como fue su viaje, se fue silenciosamente sin causar más molestia
que la preocupación de sus amigas y amigos por saber de él. Ahora ya sabemos
que está donde los que no ganaron más que alguna batalla y perdieron casi todas
esperan que nosotros ganemos la guerra.
Él nunca renunció a sus principios aunque
estos le costaron sacrificar muchas cosas, marcado profundamente por su
militancia. Recordó y reivindicó a sus camaradas del FRAP caídos en la lucha, a
algunos que llevaba muy adentro como a Cipriano Martos.
Fue rígido, cariñoso, irascible, categórico
pero también conciliador sin que se notase que daba su brazo a torcer,
sensible, obstinado, exaltado y generoso, siempre tenaz a pesar de su mala
salud. No dejó de esperar el momento, la ocasión, la coyuntura en que se
iniciara por fin la lucha final y ver la victoria antes de tener que marcharse.
Le vimos muchas veces intentar cambiar el mundo a su manera, estrellarse y
levantarse para intentarlo de nuevo, enfadarse y desesperarse, pero también le
vimos sonreír cuando satisfecho conseguía materializar algún pequeño logro.
Le recordaremos esperanzado y contento con el
camino emprendido en los tribunales argentinos contra los crímenes fascistas de
la dictadura, con La Comuna y la Xarxa de Suport a la Querella Argentina contra
el Franquisme. Le veremos siempre con su bandera republicana al hombro, con su
corazón rojo de proletario orgulloso, su irrenunciable admiración al padre,
la defensa de la dignidad de los últimos fusilados del franquismo y sosteniendo
durante cinco años la pancarta de la Mesa de Catalunya pidiendo verdad,
justicia y reparación en representación del Ateneu Republicà de Gràcia.
Le imaginaremos en el alto de Igal con los
esclavos del franquismo, en Collserola homenajeando a Txiki, en las organizaciones
del 14 de abril en Sant Jaume, en las calles de Madrid contra la constitución
monárquica, en el Infoespai rodeado del olor del café zapatista, bajo la placa
de Lina Ódena, en las playas de Argelès, en infinitas manifestaciones, en los
actos contra los crímenes de estado en Colombia, en México, en Israel, con su
pañuelo palestino al cuello. Un hombre culto entre cientos de libros, muchos
que los cuales regalaba a sus compañeras y compañeros.
Se fue como acostumbraba a ser, discreto y
celoso de su intimidad como si los tiempos de clandestinidad no hubieran
acabado. Sin pedir nada y ligero de equipaje. A cada uno de nosotros nos dejó
ver solo una parte de él, nos hizo enfadar, nos hizo reír y nos entregó su
ternura. A nadie dejó indiferente. Joan sembró en nosotros, no dejó se soñar, y
por eso tendrá un lugar en nuestra memoria, en la Memoria.
Hasta siempre compañero.
1 comentarios:
Siempre te recordaremos.
Hasta siempre camarada!!
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