Ha costado ocho meses, miles de bombardeos de la OTAN, ayudando a las
milicias “rebeldes” de talibanes, quataríes, monárquicos apoyados por
la CIA y miembros de alguna tribu del sur; se han destruido todas las
infraestructuras del país, se han tenido que lamentar miles de “bajas
colaterales” de mujeres, niños, ancianos y población en general que
casualmente estaban donde caían las bombas, en algunos casos en
escuelas, hospitales o sus propias viviendas; se han producido algunos
actos poco deseables, pero “necesarios” como bombardear y matar parte de
la familia del dictador ( hijos, nueras, mujeres, nietos); no se han
podido evitar “excesos” como persecuciones, torturas y asesinatos
racistas, linchamientos, etc. Pero nuestros medios de información han
tenido el buen gusto de no mostrarnos muchas imágenes desagradables de
todo esto, con la excepción del linchamiento del “demonio dictador”,
que, como era el malo, no ha conmovido prácticamente a nadie. Lo
importante es que hemos cumplido con la acción humanitaria de salvar a
esa pobre población, que aunque tuviera el nivel de vida más alto de
África, educación pública y sanidad para todos y trabajo para ellos (6
millones) y para otro millón de extranjeros, estaba sometido y
perseguido por el mayor de los sátrapas, que además era excéntrico y
vivía en una Jaima; y aunque acabara de nacionalizar el petróleo
prometiendo un porcentaje de los beneficios a las tribus y estuviera
desarrollando planes de ayudas a distintos países pobres de Africa,
ametrallaba desde helicópteros a los manifestantes pacíficos (aunque ni
nuestros magníficos satélites ni una simple cámara han podido encontrar
las imágenes de los “miles de muertos”). Hemos acabado con un “árabe
malo”; sin embargo, era bueno y amigo nuestro hace varios años, cuando
hacía caso a nuestros gobiernos y daba beneficios a nuestras empresas
energéticas. Eso era antes de plantear las nacionalizaciones, liderar la
idea de crear una Unión Africana y una moneda única, el dinar, plantear
posturas soberanistas en la Liga Árabe y la OPEP o crear con Venezuela
el tratado del Atlántico Sur. Porque como analiza el periodista Michel
Collon, no están muy claros los criterios para definir la bondad o la
maldad, si no es por algo tan objetivo como que siga nuestras
indicaciones y trabaje para nuestros intereses.
Y además hemos cumplido con una “resolución de la ONU” (no como otras
veces, por ejemplo las docenas de condenas dictadas contra Israel) ,
aunque hemos interpretado un poco laxamente la letra “garantizar un
espacio aéreo”, como derecho a la injerencia y a la guerra para cambiar
el régimen a nuestro gusto. De hecho hemos aplicado el “derecho a
proteger” que se aprobó en la ONU en 1973, aunque éste derecho sólo debe
aplicarse “a los enemigos de la ONU”. Qué más da a estas alturas si se
incumple la legalidad internacional y se sientan precedentes que podemos
intervenir para cambiar gobiernos y tomar partido en (o incluso
provocar) contiendas internas según nos parezca. Eso ya hace años está
practicado por EEUU y expresado por sus generales: “Hay siempre esa
actitud, que de alguna manera podemos intervenir y usar la fuerza en la
región” (Wesley Clark, excomandante supremo de la OTAN). Qué mas da que
el organismo creado para mantener la paz y el entendimiento entre los
países, la ONU, no sólo no proponga la solución dialogada del conflicto,
sino que rechace los ofrecimientos del régimen de Gadafi o la
intervención del presidente de Venezuela apoyada por la OEA
(Organización de Estados americanos) y de la UA ( Unión Africana).
Ahora por fin ese pueblo tiene un gobierno “demócrata”, formado entre
otros por algunos miembros del propio régimen que se derriba, como el
ministro de Justicia y el de interior, responsables y ejecutores de las
barbaridades represivas de Gadafi, o el responsable de economía en la
época del liberalismo del gobierno Libio, por cierto doctorado en
“privatización” por la Academia de Estudios Económicos de Bucarest; más
los jefes de la guerra, incluido algún antiguo dirigente preso de
Al-Quaeda. Hemos implantado una verdadera justicia, la de la Sharia
islámica, un sistema económico más acorde con la “libertad”:
privatización de las fuentes energéticas y reparto de la explotación
entre las grandes Empresas Europeas y de EEUU y se ha conseguido
recuperar la soberanía del país, con la supervisión de la “Comunidad
Internacional” y la pronta implantación de bases militares
estadounidenses. Todo esto se evidencia en la foto de Hillary Clinton,
Cameron, Sarkozy y el Emir de Quatar .
Todas estas acciones “desinteresadas y humanitarias” han contado con
el apoyo o el silencio de gran parte de “la izquierda” europea, incluso
de partidos ecologistas, que se suponen defienden la vida, porque esta
guerra “es diferente de otras”. Supongo que en su “ingenuidad” ven como
pura casualidad que los países “malos” en los que se tiene que
intervenir coincidan con los que Bush, en un discurso del 2000 en la
Casa Blanca (que yo pude traducir del Francés) planteaba como
estratégicos para las necesidades energéticas de EEUU y con la
información del Pentágono que el propio Wesley Clark (Ex comandante de
la OTAN) hacía pública en 2003: “En los próximos años vamos a invadir 7
países: Irak, Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudan, Irán”. También es
casualidad que algunas de las fuerzas de EEUU-OTAN, intervinientes en
Libia, estén ya en Dimona, respaldando las amenazas de Israel y dando
por hecho la “necesaria intervención” contra Irán para evitar el peligro
de las armas nucleares. O la multiplicación de las noticias sobre las
represiones de la población “civil” en Siria, con la consiguiente
justificación de una nueva intervención. Por cierto, analistas de
Mundial Globalisation vienen previniendo desde hace tiempo sobre dicha
intervención, como paso previo para debilitar el apoyo a Irán, último
objetivo en la zona. La falta de memoria les hace olvidar las mentiras,
los métodos y los objetivos similares en las últimas y recientes guerras
de invasión. Porque no es muy difícil y hay no que tener mucha
inteligencia para ver la planificación y el juego de ajedrez que se está
montando para el control estratégico y energético en el mapa que
dibujan todas estas intervenciones, y otras actuaciones como la reciente
aprobación de la instalación de “Escudos antimisiles” (armas nucleares )
en la base de Rota (frente a África).
¿Realmente somos tan ingenuos y estamos tan desinformados o somos
cómplices activos o pasivos en la guerras de rapiña neocolonial y de
“civilizaciones” de Occidente? ¿Caerán o caeremos todos en la cuenta
cuando estemos inmersos en el conflicto bélico global de una 3ª Guerra
Mundial, aniquiladora del Planeta?
Fuente:http://www.larepublica.es/2011/11/libia-otro-pueblo-salvado-por-occidente-suma-y-sigue/