El Departamento de Justicia de Estados Unidos se niega a realizar una
investigación sobre la muerte de ocho afroamericanos víctimas de la
policía de Miami.
Mientras difama a Cuba en una campaña de desinformación orquestada
desde la Florida y financiada por la USAID, el Departamento de Justicia
de Estados Unidos se niega a realizar una investigación sobre la muerte
de ocho afroamericanos víctimas de la policía de Miami bajo el
pretexto que, supuestamente, estos "incidentes" están siendo
"revisados" por la fiscalía estatal de Miami-Dade.
Una investigación sobre la responsabilidad de la policía en la
muerte de jóvenes afroamericanos ha sido prometida en noviembre, en una
conferencia de prensa donde Thomas E. Pérez, un asistente de fiscal
general, precisó que esta decisión surge después de recibir numerosas
”denuncias sobre un excesivo uso de la fuerza letal por arma de fuego
por parte de miembros del Departamento de Policía” de este enclave
mafioso del sur de la Florida.
Sin embargo, el Departamento de Justicia hará un estudio "de los
métodos de entrenamiento y de las prácticas" de la policía de la ciudad
de Miami pero no llevará a cabo investigaciones criminales de las
muertes, que, supuestamente, están siendo "revisadas" por la fiscalía
estatal de Miami-Dade.
Pérez reconoció que en dieciséis meses, se había registrado “nueve
tiroteos en los que estaba involucrada la Policía, que son de interés y
que debemos investigar”, y señaló que desde julio de 2010 oficiales del
MPD han disparado y matado a ocho jóvenes además de herir de gravedad a
un noveno.
Las familias de los muertos han exigido investigaciones en numerosas
oportunidades pidiendo transparencia de parte de la policía y de la
fiscalía estatal. El NAACP y la Unión de Libertades Civiles Americanas
(ACLU) se sumaron a las solicitudes. El entonces jefe Miguel Exposito,
despedido en septiembre último por insubordinación, ni contestó.
TODOS LOS PRETEXTOS SIRVEN PARA MATAR AL HOMBRE NEGRO
Los jóvenes de los barrios segregados de Miami que han sido víctimas
fatales de tiros policíacos y cuyas circunstancias de la muerte será
objeto del estudio federal en los referidos diez meses – sin que un
solo informe de investigación haya sido entregado ni un solo policía
inculpado – son:
Travis
McNeil, de 28 años, que estaba desarmado, fue muerto a tiros en su auto
en el Pequeño Haití el 10 de febrero por el agente Reinaldo Goyo. Un
amigo de McNeil, Kareem Williams, también recibió disparos, pero
sobrevivió.
Joell Lee Johnson, un menor de 16 años, baleado en una supuesta operación contra robos, el 11 de agosto de 2010,
Gibson Junior Belizaire, de 21 años, muerto en un tiroteo con agentes en relación con una pelea familiar, el 14 del mismo mes;
Tarnorris
Tyrell Gaye, de 19 años, ejecutado el día 20 siguiente cuando, según
la policía, apuntó a oficiales “con una escopeta mientras montaba
bicicleta”.
Brandon
Foster, 22 años, asesinado con siete tiros por tres policías en
diciembre pasado, en el barrio segregado de Liberty City.
Lynn
Weatherspoon, ejecutado a primeras horas del Año Nuevo 2011,
supuestamente después de “un tiroteo” en el barrio segregado de
Overtown, El policía que disparo ha sido identificado como Maurice
Sodre, de 26 años.
DeCarlos
Moore, asesinado en julio 2010 cuando “los oficiales pensaron
equivocadamente que sus gafas de sol eran un arma de fuego cuando los
saco de su coche” (sic).
Todos eran de raza negra.
No se menciona el caso particularmente escandaloso, del asesinato en
Miami Beach, el 30 de mayo último, de Raymond Herisse, de 22 años de
edad, un joven haitiano residente del condado de Palm Beach, ejecutado
de 100 balas por 12 policías, al negarse de parar su vehiculo al salir
de una fiesta en la playa.
MIAMI PREFIERE ESCONDER SU HISTORIA DE RACISMO Y VIOLENCIA
“Tenemos una crisis en esta comunidad, donde el departamento de
policía recurre con demasiada facilidad a la fuerza letal, especialmente
cuando se trata de jóvenes de la raza negra…”, señaló Howard Simon,
director ejecutivo de la ACLU de la Florida, al conversar con la prensa
local.
La investigación es la segunda en una década que realizan las
autoridades federales sobre violaciones sistémicas de los derechos
humanos por parte de oficiales de la Policía de Miami.
La prensa local de Miami prefiere no mencionar a la historia de racismo y de violencia de esta ciudad.
En la madrugada del 17 de diciembre de 1979, la policía de Miami mata
a golpes Arthur McDuffie, un motorista negro desarmado. Absolución de
los oficiales por un jurado blanco en 17 de mayo 1980 provocó una
rebelión que fue sofocada por 3.500 soldados de la guardia nacional.
En 1982, dos agentes de la policía mataron a un hombre negro de 20
años, Nevel Johnson Jr., sin provocación, en un salón de billar en las
cercanías de Overtown. La verdadera rebelión popular docurrida espués de
la absolución de uno de los asesinos fue sofocada por 3.500 soldados de
la Guardia Nacional.
El 16 de enero de 1989 (Día de Martin Luther King), Clemente Lloyd,
de 23 años, fue asesinado a balazos por un policía mientras conducía su
motocicleta. Su pasajero, Allan Blanchard, de 24 años de edad, murió de
sus heridas. Una rebelión estalló, y el oficial de policía asewsino,
William Lozano, fue condenado por homicidio… pero en 1993 su condena fue
revocada en apelación.
Esto en esta misma ciudad donde cinco cubanos fueron condenados a
extravagantes sentencias de decenas de años de cárcel por infiltrar a
organizaciones terroristas, inspiradas por el Estado y protegidas por
las autoridades judiciales locales.
Fuente:http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article33237