Enemigos del Pueblo

wpid-consejo_ministros_EDIIMA20121217_0526_4.jpegJavier Parra
 
Suelen vivir en suntuosas casas y conducen o son conducidos en coches de alta gama. Visten trajes cortados a medida y comen en restaurantes que el 95% de la gente nunca podría pagar. Nunca están en paro y suelen acumular por “designio divino” dos, tres y hasta cuatro sueldos.
 
Muchos han sido ministros o Presidentes, y ahora ocupan altos cargos en empresas que antes eran de todos y ahora son de ellos y de sus colegas de paddle. Algunos siguen siendo ministros, y les aguarda un futuro prometedor en algún Consejo de Administración donde podrá retirarse y envejecer con la panza y los bolsillos llenos.
 
Otros nunca se han dedicado a la política. Rectifico, nunca se han presentado a las elecciones, porque lo que es la política se la manejan con más soltura que el mismísimo Vito Corleone. Estos suelen ser más asquerosamente ricos que cualquiera de todos los anteriormente mencionados juntos. Al fin y al cabo son quienes les pagan y quienes les tienen reservado un cómodo asiento y un buen sueldo a los primeros por los servicios prestados.
 
Todos ellos, quizá en las duchas de los gimnasios, en las lujosas comidas, en los más cotizados puticlubs o en alguna sesión de sado hablan de devorarte. Hablan de devorar tus derechos, tus bienes, tus ahorros, tu futuro, el de tus hijos y el de tus nietos. Hablan de repartirse tu sanidad, tu educación, tu libertad, tu justicia… para que sea la educación de sus hijos, su libertad, su sanidad, su justicia.
 
Suelen ser denominados popularmente como “hijos de puta”, a pesar de que las prostitutas no merezcan ser relacionados de ninguna manera con semejantes alimañas. Por tanto propongo que sean denominados ni más ni menos como lo que son: enemigos del pueblo.