14 AÑOS DE LOS BOMBARDEOS DE LA OTAN


teresa_aranguren_foto_Extraordinario documental de Teresa Aranguren, hecho durante los bombardeos de la OTAN contra Yugoslavia (1999). Emitido como parte del programa “30 Minutos” de Telemadrid en mayo de 1999.
Empezaré este texto parafraseando una expresión de Ignacio Castro que escuché varias veces: “Nunca me sentí tan extraño, casi un marciano, entre mis amigos y conocidos como durante los bombardeos de la OTAN contra Yugoslavia”. Una frase muy simple que bien refleja el grado del éxito de la ofensiva mediática contra los serbios que, aunque duraba ya casi una década, desde el mismo inicio de las guerras civiles de la ex Yugoslavia, alcanzó su clímax en la primavera de 1999. Bajo el diluvio de telediarios repletos de historias construidas, fotos trucadas o tomas falsas, era imposible criticar, yo diría ni tan siquiera cuestionar los ataques de la OTAN.
 
El único rayo de luz informativa nos llegaba desde las noticias de Telemadrid que hasta el último día de los bombardeos tuvo en Belgrado a su corresponsal, Teresa Aranguren. Sus crónicas diarias consiguieron lo que para el resto de sus compañeros resultaba inalcanzable, evitar convertirse en portavoz de la OTAN.
 
Con el motivo del decimocuarto aniversario del inicio de los bombardeos, hemos decidido recuperar el documental grabado en aquel entonces en Serbia y emitido como parte del programa “30 Minutos” de Telemadrid en mayo de 1999.

A Teresa la conocí a través de unos amigos en la primavera de 2001. Buscábamos a alguien quien podría participar en la presentación del libro “Kosovo- La coartada humanitaria” en el Círculo de Bellas Artes en Madrid. Tardamos algo más de tres minutos en ponernos de acuerdo sobre la presentación y aunque finalmente no pudo participar, entablamos una bonita amistad que dura hasta hoy. Muy amablemente ha aceptado hace pocos días mi invitación de charlar un poco sobre su estancia en Serbia en la primavera del 1999.
 
No fue su primera visita a los Balcanes, ya en 1982, como invitada del gobierno de la entonces Yugoslavia comunista, hizo una visita al país de los eslavos del sur pero dado su carácter muy ceremonial y protocolario, apenas hablamos de estos recuerdos.
 
La próxima visita, la de 1991, fue por encargo de Telemadrid. Tenía que seguir el referéndum sobre la autodeterminación de Croacia y esta vez pudo visitar buena parte del país por las rutas que le interesaban a ella. Como fruto de esta estancia queda otro documental llamado “Yugoslavia: El mosaico roto” que también fue emitido en el programa “30 Minutos” y que Semanario serbio también pretende recuperar en breve. Teresa recuerda que había muchos periodistas españoles cubriendo el referéndum croata, a diferencia de los bombardeos de la OTAN unos años más tarde cuando Telemadrid fue el único medio español cuyo corresponsal estuvo bajo las bombas de la OTAN hasta el último día.
 
Recordando aquellos tiempos de negrura informativa, mencioné a los telediarios de Telecinco que durante unos días realmente ofrecían algo más que transcripciones de las ruedas de prensa de la OTAN. Àngels Barceló en un principio hizo noticiarios muy decentes.
“Sí, yo ya llevaba unos diez días en Belgrado cuando llegó el equipo de Telecinco con Àngels Barceló al frente y poco después los de Antena 3, aunque creo recordar que no se quedaron hasta el final de los bombardeos. En esa época, los informativos de Telecinco eran muy dignos y desde luego, Àngels Barceló, que estuvo unos tres días en Belgrado, es una magnifica periodista. No dudo que venir a Belgrado significaba que tenían voluntad de informar”.
 
Comparto esta opinión pero constato que lo de Telecinco fue muy transitorio y que después de pocos días de bombardeos sus noticias se volvieron muy parecidas a las demás.
 
Entonces, para prácticamente cualquier periodista, era muy difícil conseguir el visado para viajar a Yugoslavia, pero no fue así para Teresa.
 
“Mi carta de presentación ante la embajada de Yugoslavia para conseguir el visado fue el “Mosaico roto”, creo que se dieron cuenta de que conocía los antecedentes del conflicto y que mi intención era informar, contar lo que pasaba. Eso y la mediación de un cámara que trabajaba para Telemadrid y estaba casado con una serbia facilitaron el que me dieran el visado al poco de comenzar los bombardeos. Parece que luego fue más fácil conseguir el visado pero en esos primeros momentos éramos muy pocos los periodistas que llegamos a Belgrado. “
 
No trabajó con la televisión estatal durante las grabaciones de sus reportajes.
 
“Yo me fui sola, porque el visado era solo para mi, y allí trabajé con un equipo local, el cámara Filip y el ayudante de cámara Bojan, lo cual en cierta medida fue una ventaja, no solo porque eran unos profesionales de primera , basta ver las imágenes para darse cuenta, sino porque al ser de allí, conocían a la gente, sabían cómo moverse, porque todo era complicado, por ejemplo para viajar en coche había que agenciarse un bidón de gasolina y llevarlo en el vehículo porque no se podía repostar en carretera, las gasolineras eran objetivo primordial de los bombarderos.…”
 
“Cada mañana muy temprano visitábamos el centro de prensa para enterarnos de los lugares que habían sido los bombardeados esa noche y luego partir hacia el lugar donde queríamos filmar. Normalmente se hacia un convoy de varios vehículos y la ruta solía ir por carreteras secundarias, las principales eran más peligrosas porque los aviones de la OTAN bombardeaban todo lo que se movía. En nuestro coche solía ir muchas veces Julio Fuentes de El Mundo que años después murió en un ataque mientras informaba desde Afganistán.”
 
En un momento Teresa se dio cuenta de que tenía material suficiente para hacer un documental para “30 Minutos”. Lo propuso y Telemadrid lo aceptó. Justamente por estas fechas Teresa y su equipo tuvieron que abandonar la productora donde editaban las crónicas debido a que las bombas de grafito provocaban constantes cortes del suministro eléctrico. Trasladaron su pequeña sala de montaje a la casa de Dragan, un mecánico local que tenía grupo electrógeno propio. Así, posiblemente el mejor programa en español sobre los bombardeos, nació entre coches destartalados, gallinas que correteaban por el patio, la voz de la abuela que de tiempo en tiempo pasaba a ofrecerles unos pastelitos caseros y con el micrófono instalado sobre la tabla de planchar de la mujer de Dragan y los magnetoscopios sobre una pequeña mesa escritorio del cuarto de los niños.
 
“Podría haber sido muy inspirativo para Emir Kusturica si llegase a vernos allí” añade Teresa con una sonrisa entre la ira y el afecto.
 
En el lujoso hotel Hyatt, entonces posiblemente el mejor hotel de la capital, había luz solo hasta segunda planta. Para poder trabajar en paz, entre el iluminado hall de la planta baja y la solitaria habitación de la quinta, elegía esta última por lo que tenía que redactar las noticias bajo la luz de una vela para leerlas luego por teléfono desde la habitación fría y oscura que encima podría ser alcanzada por algún misil de la OTAN en cualquier momento.
 
“Cuando envié el documental para “30 Minutos” a Telemadrid, enseguida me llamaron diciendo que les gustaba mucho pero que tardaban en emitirlo. Luego me enteré que les daba miedo emitirlo solo porque resultaba muy duro y decidieron hacer una especie de programa especial sobre la guerra y añadir una segunda parte grabada por otro equipo de Telemadrid entre los refugiados albaneses en Macedonia. Se emitió al final de mayo. Sé que Telemadrid sufrió presiones porque mi información desmentía todos los días la versión oficial de que era una guerra por razones humanitarias, que los bombardeos eran selecticos y apenas hacían daño a la población civil… Pero me defendieron, siempre reconoceré que la dirección de Telemadrid de entonces aguantó las presiones y me mantuvo hasta el final en mi puesto. Mira, cuando llevaba poco más de una semana en Belgrado me llamó un funcionario de la embajada española ofreciendo alguna ayuda consular si fuera necesaria. Al final me contó que le había llamado su mujer desde Madrid diciéndole “intenta conocer rápido a esa chica de Telemadrid que con las noticias que está mandando va a durar muy poco, la van a traer de vuelta en seguida.”
 
“Y luego, cuando volví a Madrid me di cuenta de que me había hecho un poco famosa, que la gente me paraba en la calle, me felicitaba por el trabajo o simplemente me daba las gracias, lo cual es lo más gratificante que te puede pasar como periodista.”
 
“ Había un clima de presión muy fuerte, en realidad no se quería saber lo que los aviones de la OTAN estaban haciendo, no se quería ver los cadáveres carbonizados, los puentes , los trenes, los autobuses, hasta los hospitales bombardeados …Había colegas a los que desde su redacción central les daban instrucciones del tipo ‘no queremos que sigas enviando crónicas tan duras, no queremos que se vean cadáveres, si tiene que aparecer algún cadáver que esté tapado con una manta’…En realidad lo que no querían algunos es que se supiese lo que estaba haciendo la OTAN.”
 
Hablando de la gente de a pie que conoció en Serbia, Teresa no recuerda episodio alguno desagradable, es más, insiste que siempre tuvo la sensación que la gente tenía ganas de colaborar con alguien quien quería contar las cosas que pasaban allí.
 
“Lo criminal es el planteamiento de los bombardeos en sí y su presentación como única solución al problema. Los dirigentes de la OTAN pensaban que después de tres días de bombardeos Serbia iba a ceder. Cuando esto no ocurrió, empezaron los bombardeos de los objetivos civiles con la intención de causar la desesperación de la población y que se levantase contra el gobierno, pero yo siempre tuve la sensación que cuanto más duro era el ataque, la gente respondía haciendo piña, sintiéndose más unida.”
 
Bombardeo de la televisión pública serbia fue uno de los episodios más negros que vivió durante su estancia en Serbia.
 
“No tengo duda de que el bombardeo de la televisión serbia fue un crimen de guerra. Hubo muchos crímenes de guerra en esa campaña de la OTAN. Lo que resulta decepcionante es que no hubiese ninguna muestra de solidaridad entre los periodistas europeos con sus colegas serbios. Ni una nota de protesta ni una movilización ante el bombardeo de una televisión pública en el que murieron cámaras, redactores, la maquilladora del estudio donde yo hacía las conexiones en directo…16 trabajadores de la televisión serbia murieron en ese bombardeo. Pero ni tan siquiera por espíritu de gremio hubo protestas en la profesión.”
 
“Volví a Serbia en el 2000 para cubrir las elecciones cuando ganó Koštunica y trabajé con el mismo equipo. Son realmente grandes profesionales. En el documental tienes muchas tomas que son puramente cinematográficas, dignas de un gran director del cine. Y los hizo mi cámara Filip Jasnić.”
 
En estos días, cuando se cumplen 14 años de los bombardeos, le pregunto a Teresa que sensación tiene al ver su documental con tanta distancia.
 
“Me sigue gustando, me parece un buen documental hoy todavía. En Belgrado fue cuando más claro he sentido la obligación ética del periodista de contar las cosas, de enviar noticias verdaderas. Tenía conciencia de que muchísima gente en Europa o en España no sabía lo que estaba pasando allí. Que no sabían las auténticas dimensiones de los bombardeos ni el grado de destrucción y dolor que estaban causando. Me sentía una testigo con obligación de contar más que en ningún otro momento de mi carrera. Y no era la primera vez que informaba desde una zona de guerra.”