POR LA UNIDAD SINDICAL, DE LA IZQUIERDA Y LA CLASE OBRERA FRENTE A LA CRISIS
POR LA UNIDAD SINDICAL, DE LA IZQUIERDA Y LA CLASE OBRERA FRENTE A LA CRISIS
¿ESTAMOS LOS COMUNISTAS DONDE DEBEMOS DE ESTAR?
Miguel A. Montes
24 Mayo 2013
ÍNDICE:
1 LA CRISIS DEL CAPITALISMO.
1.1. No es una crisis financiera.
1.2. La salida capitalista a la crisis.
1.3. La salida no capitalista a la crisis.
2 ACERCA DE LA UNIDAD SINDICAL Y EL TRABAJO DE LOS COMUNISTAS EN EL SINDICATO. 3 EL PCE Y EL VIIº CONGRESO DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA SOBRE LA UNIDAD SINDICAL.
4 LAS CC.OO. Y LA DIVISIÓN SINDICAL EN ESPAÑA.
5. LENIN Y EL DEBATE EN LA INTERNACIONAL COMUNISTA SOBRE EL TRABAJO EN LOS SINDICATOS DE MASAS.
6. EL PSUC Y EL PCC EN DEFENSA DE CC.OO. Y LA UNIDAD SINDICAL EN CATALUNYA
7. CC.OO. ES NUESTRO SINDICATO.
8 ¿DÓNDE ESTÁ EL CENTRALISMO DEMOCRÁTICO DE LOS COMUNISTAS?.
8.1 Contra la unidad sindical y la mayoría confederal de CC.OO.: ¡creemos más sindicatos!.
8.2 La extraña alianza con el fidalguismo en Seat y el Metal.
8.3 ¿Qué es el centralismo democrático y quienes lo rompen?.

  1. LA CRISIS DEL CAPITALISMO
Estamos ante la crisis más dura del capitalismo desde 1929. Esta es una crisis estructural, de sobreproducción de mercancías y sobreacumulación de capital: lo que hace bajar tendencialmente la tasa de ganancia es la tasa de acumulación de activos fijos que aumenta enormemente respecto al capital variable, el exceso relativo de capital fijo sobre el capital variable. Se trata de una crisis de la economía real, de un exceso de la capacidad de producción respecto a la capacidad adquisitiva de la gente. Hay demasiadas viviendas, demasiadas mercancías en circulación, sin embargo cada vez hay más trabajadores sin vivienda, y los trabajadores cada vez tenemos menos medios para atender nuestras necesidades, reflejo de la contradicción fundamental del capitalismo entre la socialización de la fuerzas productivas y la apropiación capitalista. La propia sobrecapacidad productiva pone al descubierto la sobreproducción. Marx que ya se encargó de ajustar las cuentas teóricas sobre el funcionamiento de este sistema, dejó bien claro que no hay “otro capitalismo posible”, regulado, capaz de salirse de la dinámica anárquica de la producción capitalista.
Y es también una crisis general que afecta a todos los valores políticos, ideológicos y culturales del liberalismo como ideología dominante y hegemónica de las sociedades capitalistas de nuestro entorno. Lo privado empieza a ser superado por lo público, lo individual por lo colectivo, la socialización de las fuerzas productivas y las socialización de las necesidades materiales de la sociedad, amenazadas por la crisis, comienzan a sembrar la necesidad del socialismo y la superación de lo caduco y dañino para el desarrollo de la economía, el ser humano y pone encima de la historia la necesidad de una sociedad libre de guerras, crisis, hambre, paro masivo y…de los deshaucios.
1.1.       No es una crisis financiera
El origen de la crisis no se encuentra en las finanzas sino en la lógica de acumulación de capital. Fue Marx el primero en hablar del capital ficticio, capital que existe pero que no tiene correspondencia con la economía real. No es una novedad que el capital para ampliar el mercado promueva el endeudamiento, creando demanda por medio del capital ficticio, el crédito, impulsando la sobreproducción y competitividad de las empresas. La novedad es que desde la década de los 80 de S.XX ese capital ficticio ha ido de la mano de la contención de los salarios. Es un endeudamiento que crece indefinidamente, parecido a la deuda externa.
Un ejemplo concreto lo tenemos en España con el boom inmobiliario. Entre 2001 y 2008 en España la deuda de los hogares se dobló del 43% al 84%. Y no es que se haya vivido por encima de nuestras posibilidades, menos los multimillonarios claro, la realidad es que los salarios han retrocedido en el PIB respecto a los beneficios dando pie al endeudamiento potenciado por los bancos a la caza de activos e intereses. Por ej. en Alemania (país donde teóricamente el movimiento obrero debiera de gozar de una mayor capacidad de resistencia) en 1992 los salarios representaban el 55,4% del PIB, en el 2007 ya bajaron al 47,6%. Entre el 2000 y el 2010 Alemania, gracias a las “reformas” de Peter Hartz, es el país de la UE donde menos crecen los salarios, todo en aras de potenciar la industria exportadora competitiva, que está hundiendo la economía europea, sobre la base de un largo periodo de moderación salarial (flexibilidad le llaman) (1). Ese es el modelo que el imperialismo alemán quiere trasladar a los países de la periferia europea más débiles y endeudados: disminución de los costes laborales y de las prestaciones sociales, para que las transnacionales principalmente alemanas, pero también francesas, yanquis, japonesas, etc., aumenten sus beneficios, y sus directivos se suban sus “sueldos” y saquen su tajada de plusvalía. Riqueza en un polo, pobreza en el otro.
Por tanto, la estructura financiera con los créditos a medio y largo plazo han permitido, con vistas a sacar mayor tajada, que los salarios financien esta crisis de sobreproducción, endeudando a las familias obreras dopando la demanda, saturando los mercados, reduciendo la capacidad adquisitiva, manteniendo las tasas de ganancia, etc. Cuando el crédito no ha sido suficiente para dopar la capacidad adquisitiva de la población, las tasas de ganancia cayeron, se destapó el exceso de producción sobre la demanda real, y la sobreproducción latente quedó desnuda.
Es decir, que en la crisis actual la subida de los tipos de interés del crédito ha saltado de la economía especulativa a la real de producción de bienes y servicios, disminuyendo la capacidad adquisitiva que dependía del crédito, afectando a las empresas productoras más débiles y los hogares obreros. El crédito, capital ficticio, la palanca artificial más importante de reproducción del sistema capitalista, el atesoramiento de la plusvalía a costa de erosionar la capacidad de la demanda solvente mediante el endeudamiento, condiciona que sólo inyectando dinero a la circulación monetaria sea posible mantener un equilibrio precario entre la oferta y la demanda, sin asegurar que no estalle una violenta crisis de sobreproducción. Que es precisamente lo que ha sucedido.
1.2.       La salida capitalista a la crisis
Si la crisis bajo el capitalismo es un fenómeno de sobreproducción de mercancías y de sobreacumulación de capital, la solución, la salida capitalista a la crisis, pasa por el reajuste a la demanda y la recuperación de las ganancias. En esta salida a la crisis (depresión, reanimación y auge… y crisis otra vez) nos encontraremos siempre con la destrucción masiva de unas fuerzas productivas que podrían dedicarse a la mejora del bienestar general, pero que bajo el capitalismo es imposible de realizar. Por el contrario las relaciones de producción capitalistas sacan la artillería de sus ya tradicionales métodos: la reducción del salario directo, el cierre empresas con la consiguiente destrucción de medios de trabajo y empleo, la reducción del salario indirecto (sanidad, enseñanza, pensiones, dependencia, prestación por desempleo…) y las guerras de saqueo y control de los recursos energéticos, el comercio exterior y el intercambio desigual con los países de la periferia.
Sin embargo, las medidas “anti-crisis” que se han aplicado en los últimos 5 años, no han impulsado el crecimiento de la economía, la han hundido aún más. Todavía se está en fase depresiva. Para lo único que han servido de momento estas medidas es para recuperar la tasa de ganancias, para hacer que los ricos descansen tranquilos, que el sistema no se hunde y pueden seguir acumulando riquezas y capital.
Porque es de esta manera, a través de la depresión, el hundimiento de la economía, de los rivales más débiles, el aumento de la explotación y el paro, el cómo las grandes transnacionales productivas y financieras recuperan su tasa de ganancias y cómo el capital se concentra y centraliza en cada vez menos manos. Concretamente el año pasado las empresas del IBEX en España consiguieron 317.000 mill.€ de beneficios, de los cuales sólo una tercera parte se acumula y reinvierte, el resto se distribuyen entre accionistas. Estas entidades financieras y empresas sólo tributan el 11,9% de sus beneficios mientras que los trabajadores pagamos el 28,5%% de media de nuestros salarios. Dinero público de impuestos que luego se redistribuye, nuevamente a favor del capital, para aumentar los gastos militares y socializar las deudas privadas del capital industrial y financiero, todo un ejemplo del cómo funciona la crisis bajo la dictadura de clase de la oligarquía financiera, los Botín y cía. En definitiva, la clase obrera y el pueblo pagamos la factura de la crisis de otros. El resultado es que en estos 4 años de crisis las rentas del capital en España han pasado del 46,3% de la renta nacional (PIB) al 49,6%, mientras los salarios han perdido 3,2 puntos de peso. El peso de los ricos es cada vez más fuerte en la economía. Desde que en mayo del 2010 se iniciaron los recortes en España el país ha “ganado” 2 millones de parados más y 300.000 millones de € de deuda pública más.
En el “paraíso” capitalista, los EE.UU., las ganancias de sus transnacionales son ya las más altas en relación al PIB desde 1950, una gran parte de estas ganancias son resultado de la reducción patronal al fondo de pensiones y la mayor productividad de una fuerza laboral reducida, es decir, el aumento de la explotación de la clase obrera. En el 2011 mientras la economía crece en EE.UU. un 1,7% el salario medio cae el -2,7% (2), y el paro, la pobreza y los desahucios no paran en el “paraíso” capitalista.
En la UE con la crisis nos encontramos ante un claro sistema de deuda externa que mantiene un neocolonialismo que obliga a todos los países capitalistas a seguir la política económica dictada por la TROIKA –FMI, BCE y Comisión Europea-, instituciones enteramente antidemocráticas en la que la mayoría de sus miembros son nombrados por los estados imperialistas (Alemania, EE.UU., Japón, etc.). El “rescate” es la forma europea de deuda externa de los países latinoamericanos del siglo pasado. La oligarquía financiera, responsable de la crisis, dispone de libertad absoluta para seguir especulando y acumulando ganancias. En España el capital financiero puede seguir pidiendo dinero al Banco Central Europeo a un 1% para luego especular con la deuda pública española exigiendo un 7% de interés. Esta lógica hace más insostenible que nunca las conquistas sociales contenidas en el estado de bienestar bajo el capitalismo, las cuales no olvidemos que fueron aceptadas tras la derrota del nazismo por el ejército rojo, para contener el avance del comunismo y por las luchas que el movimiento obrero impulsó en Occidente, y el movimiento de liberación nacional en la periferia fuera de nuestro continente.

1.3.       La salida no capitalista a la crisis
El capitalismo es incompatible con el progreso social, sólo acepta regulaciones, políticas keynesianas de bienestar social, si éstas le son impuestas desde la lucha de clases por miedo a perecer. Pero no nos engañemos, el capitalismo en su lógica autodestructiva ya no es capaz de proporcionar el crecimiento económico y social, el progreso tecnológico sin trabas, la mejora de las condiciones de vida, el desarrollo de la cultura y la salud. Un claro ejemplo de ello es que desde 1973 la producción cae. En 1982 se llega al nivel más bajo desde 1960 con sólo una subida del 0,4% mundial, nueva recaída en 1993, “crisis asiática” 1997, etc., pero ninguna de las dimensiones del 2009 con una caída negativa del -1,9% del PIB mundial. Si miramos la tendencia en retrospectiva veremos que el crecimiento del PIB en los últimos 40 años se acerca varias veces al crecimiento nulo, y desde los años 60 se produce un crecimiento decreciente, se pasa de media anual del 5,4% entre 1960-1973 al 2,9% entre 1973-2009, una caída en el crecimiento a casi la mitad en medio de varias recesiones (3). En consecuencia, sólo el socialismo, la planificación socialista de la economía que garantice la plena ocupación y el control de los recursos económicos y la desposesión del capital, es la salida real, la única alternativa posible a la crisis del capitalismo, donde el Estado no está al servicio de la oligarquía financiera sino de la clase obrera. La lucha política por la reforma social, el estado de bienestar, deben ligarse hacia ese objetivo, de lo contrario el ciclo de la crisis volverá a repetirse con mayor brutalidad.
Pero a pesar de esta tendencia del capitalismo hacia la catástrofe, es en el terreno de la lucha de clases donde se decide la historia, donde se decide la salida a la crisis, si esta se hace favorable a las fuerzas sociales de progreso con la clase obrera a la cabeza, o si se da un nuevo retroceso, una involución donde las fuerzas imperialistas vuelven a ganarnos la partida. La historia de la lucha de clases si algo nos ha enseñado ha sido que el capitalismo tiene una capacidad de recomposición inaudita, aún a base de una brutal destrucción económica y cultural, y que no existe el derrumbe automático del sistema y que este no cae sino se le hace caer. Ante el dilema “socialismo o barbarie”, nos hace falta en la lucha de clases la alternativa política, ideológica y social.
Hace 77 años los comunistas fuimos capaces de adoptar una táctica adecuada para responder y derrotar a la dictadura más terrorista que el imperialismo y la oligarquía financiera nos ha impuesto en toda su historia, el fascismo. En el VIIº Congreso de la Internacional Comunista se aprobaba la táctica del Frente Popular, la alianza social entre la clase obrera, la pequeña burguesía y los campesinos, la unidad sindical de todos los sindicatos a nivel nacional e internacional, la alianza política de la izquierda, comunistas, socialistas y anarquistas, y la unidad antiimperialista con los pueblos colonizados para cerrar el paso al fascismo.
Hace 21 años, desde la caída del campo socialista, el neoliberalismo como modelo de “crecimiento” capitalista patrocinado por los Chicago Boys de Friedman en Chile bajo Pinochet, y los gobiernos de Tatcher y Reagan se han impuesto de forma definitiva en los países capitalistas. Consenso de Washington en Latinoamérica (1989), Maastrich en la UE (1993). Modelo que hoy también se debe caracterizar como la dictadura de clase terrorista de los elementos más reaccionarios e imperialistas del capital financiero.
Pero hoy todavía no disponemos de un fuerte contrapeso como el bloque socialista constituido tras la IIª Guerra Mundial. A pesar de los esfuerzos de los países del bloque del ALBA y China, la correlación de fuerzas a favor del imperialismo es innegable, la amenaza continua hacia Corea del Norte para frenar a China y las recientes guerras de Irak y Libia donde EE.UU., realiza su industria militar destruyendo pueblos e infraestructuras económicas de países, saquea los recursos, noquea a sus rivales, y financia el terrorismo islámico (Afganistán, Bosnia, Libia, Siria…), nos sacan de dudas.
Estamos ante un punto de inflexión histórico, toda forma de democracia y bienestar y toda soberanía popular han sido abolidos de forma definitiva bajo el capitalismo en su fase imperialista, el capitalismo no aguanta más democracia. La lógica de la acumulación de capital y de freno a la caída de la tasa de ganancia operan sin apenas contrapeso social, político e ideológico en el capitalismo desarrollado.
  1. ACERCA DE LA UNIDAD SINDICAL Y EL TRABAJO DE LOS COMUNISTAS EN EL SINDICATO
No hemos pretendido hacer un análisis exhaustivo de la situación, pero si que es importante señalar las causas y síntomas de la crisis del capitalismo, para colocar la necesidad que los comunistas tenemos de elaborar una táctica concreta en cada país y a nivel internacional que nos lleve hacia la triple UNIDADla unidad de los comunistas, la vanguardia política de la clase obrera superando la división de los comunistas allí donde exista; la unidad de la izquierda, con contenido anti-neoliberal, internacionalista y anti-imperialista (nada de terceras vías social-liberales) confluyendo en un frente de izquierdas unitario y amplio que convine la lucha de masas, la movilización y el ámbito político-institucional al servicio de la ruptura democrática con el actual régimen postfranquista neoliberal, puesto cada vez más en cuestión, que supere el carácter dependiente e intervenido de nuestro país, por la soberanía nacional que rompa con el imperialismo y la OTAN, hacia la IIIª república democrática y federalpor una política económica anti-neoliberal contra la crisis y por el socialismo; y la unidad sindical de toda la clase obrera sin distinción de procedencia, ramo, país, religión o ideología, tomando como base el carácter de clase, unitario y sociopolítico del sindicalismo a construir. Esa triple unidad es necesaria para avanzar con solidez hacia la alternativa política, ideológica y social a la crisis y al capitalismo.
¿Qué exigían los comunistas como base para conformar la unidad de los frentes populares hace 77 años?, la unidad con la única condición de lucha contra el fascismo, en defensa de la democracia y las conquistas sociales del movimiento obrero. ¿Qué exigían los comunistas como base para trabajar en los sindicatos y por la unidad sindical?. La unidad sindical sobre la base de la lucha de clases. Es decir, no se exigían los principios del marxismo leninismo, la dictadura del proletariado, etc., ni como comunistas se renunciaba, sino que se adoptaba una política de alianzas, fruto de cómo decía Lenin, del análisis concreto de la realidad concreta. Eso es lo que nos falta ahora.
Y es en este último punto, el sindical sobre el cual me voy a centrar, porque el sindicalismo de clase debe de formar parte de esa alternativa política, ideológica y social que los comunistas estamos obligados a construir, ya que en este último proceso congresual de CC.OO. han salido propuestas desde nuestras filas que no corresponden ni con el análisis concreto de la situación concreta, ni responde a las necesidades de la clase obrera, ni de la izquierda política y social, ni de los comunistas. Propuestas como la de cuestionar la unidad dentro del sindicato, la unidad sindical y la apuesta por la creación de nuevos sindicatos minoritarios, que evidentemente obedecen más a posiciones corporativistas e infantiles, que a una política de clase correcta y revolucionaria.
Por eso, dado que las voces que se alzan no son de cualesquiera, nos vemos obligados a poner en funcionamiento nuestra memoria colectiva, para recordar lo que los comunistas desde Lenin, el VIIº Congreso de la Internacional Comunista, el PCE en la IIª República, la lucha antifranquista, y los congresos del PSUC y PCC desde 1977 hasta ahora, hemos resuelto, aprobado u acordado, en respeto del centralismo democrático que todo partido comunista debe mantener, y que ningún cuadro, dirigente, organización de base u organismo dirigente debe escamotear.
¿Estamos los comunistas donde debemos estar? ¿Estamos a la cabeza de las luchas, movilizaciones y cambios necesarios a favor de los trabajadores/as?

  1. EL PCE Y EL VIIº CONGRESO DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA SOBRE LA UNIDAD SINDICAL
Los comunistas en España a lo largo de nuestra historia hemos destacado por la defensa de la unidad de la clase obrera en lo político y en lo sindical como un frente de lucha. El VIIº Congreso de la Internacional Comunista se decantó por la unidad sindical orgánica frente al fascismo:
“Nosotros abogamos decididamente por el restablecimiento de la unidad sindical dentro de cada país y en el plano internacional…Abogamos por sindicatos de clase únicos como uno de los baluartes más importantes de la clase obrera contra la ofensiva del capital y del fascismo. Al hacerlo así, ponemos como única condición para la unificación de los sindicatos luchar contra el capital, luchar contra el fascismo y por la democracia sindical interna” (4).
José Díaz, secretario general del PCE, cuando planteaba la necesidad de crear un amplio Frente Popular Antifascista sobre la base del Frente Único de la clase obrera, siguiendo las orientaciones del VIIº Congreso de la Internacional Comunista decía entre diciembre de 1935, febrero, abril, y junio de 1936:
Tenemos que ir rápidamente a la realización de la Unidad Sindical, a la creación de una sola central sindical en España… ¿Qué representa la unidad sindical?. Representa y significa que nosotros trabajaremos en una misma dirección bajo una sola central sindical de lucha de clases en toda España. Ahora, se ha producido la fusión de la CGTU con la UGT. La CGTU es una organización pequeña con lo que representa en nuestro país la UGT…

Pero, además de los sindicato autónomos, todos los cuales deben venir a engrosar las filas de la UGT, hay en España centenares de miles de obreros industriales y agrícolas que no están en los sindicatos, cuando todos los proletarios, socialistas, comunistas, sindicalistas, todos, debemos de trabajar en la misma dirección…

¡Camaradas no organizados, venid a nuestro sindicato, venid a la UGT, para que ésta sea una organización potente… ¿Es que la CNT tiene aún la pretensión de poder luchar sola, con probabilidades de éxito?. ¡Camaradas! Hoy está planteada la lucha de tal forma, que no hay organización o partido que, por sí y ante sí, pueda vencer al enemigo. ¿Por qué no planteáis en vuestras conferencias y congresos el problema de la fusión de la UGT y la CNT? ¡Pongámonos de acuerdo para la unidad de acción…

Necesitamos un único movimiento sindical, y hay que reforzar los esfuerzos que se realizan para llegar rápidamente a un acuerdo con la CNT sobre puntos claros y concretos, creando así las condiciones para la gran Central sindical, que yo me atrevo a decir que será la única Central sindical en España… unidad sindical completa del movimiento sindical sobre la base de la lucha de clases y dentro de la más amplia democracia sindical”.(5).

Teniendo en cuenta las necesidades de la clase obrera y la lucha antifascista, y de las nuevas condiciones unitarias creadas en UGT tras la revolución asturiana de 1934, el PCE con Jose Díaz al frente de la secretaría general, impulsa a que el sindicato CGTU minoritario en comparación con CNT y UGT, integrado mayormente por cuadros sindicales comunistas, ingrese en la UGT en 1935, dando un paso importante hacia la unidad sindical. Faltaba la unidad sindical con la otra central mayoritaria del movimiento obrero español, la CNT anarquista. Ya en plena guerra nacional-revolucionaria en marzo de 1937 José Díaz diría:
“Los comunistas deben ser los mejores defensores de la organización sindical; los que recluten continuamente nuevos afiliados para fortalecerla;…los que luchen por establecer una verdadera democracia sindical, que permita a los mejores elementos de la clase obrera ocupara puestos de dirección; los que, a base de unidad de acción entre los sindicatos de la CNT y la UGT, contribuyan a crear las condiciones necesarias para la fusión de las dos centrales y la formación de una sola central sindical obrera en España.” (6).

Concluyendo. El PCE desde 1935, siguiendo las orientaciones de la Internacional Comunista, defendió la unidad sindical de la clase obrera sobre la base de la lucha de clases, no la división en diferentes organizaciones sindicales.

  1. LAS COMISIONES OBRERAS Y LA DIVISIÓN SINDICAL EN ESPAÑA
Bajo la dictadura franquista la táctica del PCE a partir de finales de la década de los 50 del siglo XX de introducirse en el sindicato vertical (posibilidad legal) para organizar al movimiento obrero desde la ilegalidad (comisiones obreras) con el objetivo de combatir al franquismo, fué una forma concreta de llevar .....

Para seguir Fuente:http://www.larepublica.es/2013/06/estamos-los-comunistas-donde-debemos-de-estar/