Sobre los “expertos” y “amigos” del capitalismo


Aznar y Fidalgo - FAES
La indignación se palpa en todo el sindicato de Comisiones Obreras, desde los afiliados a la dirección del sindicato, tras el conocimiento en las últimas semanas, de varios escándalos, por el papel que han jugado y por las declaraciones de algun “experto”, varios dirigentes y ex dirigentes de CCOO sobre diferentes cuestiones que afectan a la actividad del sindicato.

El pasado viernes 7 de junio, una comisión de “expertos” designada por el Gobierno del PP aprobaba, por diez votos a favor, uno en contra y una abstención, un informe “para diseñar el factor de sostenibilidad” de las pensiones. El informe es un panfleto, de cabo a rabo, para recortar brutalmente las pensiones públicas y obedecer las órdenes de la Trioka y del gran Capital alemán. Entre los votos afirmativos al informe está el “experto” Miguel Ángel García. Un personaje afiliado a CCOO y cercano a UPyD, que ha levantado una autentica polvareda en todo el sindicato y que con su voto particular y vergonzoso ha ensuciado la imagen de Comisiones Obreras.

Un “experto” al servicio de la Banca

La irritación general en el sindicato es lógica porque Miguel Ángel García no representa a CCOO, ni por su posición respecto al informe de las pensiones, ni como “experto” en la comisión. Este individuo está afiliado a CCOO pero no es un dirigente o miembro electo del sindicato, es un “técnico” de su gabinete de estudios económicos que ha sido escogido por la misma comisión de “expertos”, pero no ha sido designado por el sindicato para ir en representación de Comisiones Obreras, ya  que el sindicato estaba contra dicha comisión.

Tengamos presente que Miguel Á. García está en la órbita de la formación populista de derechas UPyD y como iremos viendo, está también vinculado al círculo del reaccionario y nefasto ex Secretario General de CCOO José Mª Fidalgo. La posición antisindical de este “elemento” antiobrero, favorable a la banca y el Capital, ha generado un cabreo monumental y generalizado en todo el sindicato por que ha manchado, con su posición personal repugnante, la imagen pública de CCOO. Ya van saliendo posiciones de organizaciones y dirigentes de CCOO contra la postura del “experto” de la banca y UPyD, así como peticiones de cese de su responsabilidad o expulsión del sindicato. Es necesaria una respuesta más contundente de la dirección Confederal de Comisiones Obreras para desautorizar al “experto” y tomar las medidas oportunas.

El fidalguismo, el “caballo de Troya” de la derecha en CCOO

Toda una serie de “sindicalistas” ligados a la camarilla de José María Fidalgo están saliendo salpicados por sus lazos con clanes mafiosos y con la derecha más rancia de este país. Son el tipo de personajes que entonces promocionaba Fidalgo, el infame y reaccionario ex secretario general de CCOO, amigo de Aznar y de la FAES, que tanto daño ha hecho al sindicato de CCOO. Ponemos los últimos ejemplos:

La operación de transfuguismo al sindicato de derechas USOC de varios ex dirigentes de CCOO SEAT (Gálvez/Matellán, leer el artículo “El clan de los miserables” de Juan Panadero en www.larepublica.es) tras descubrirse graves irregularidades organizativas y financieras, luego continuada por unos pocos ex dirigentes de la Federación de Industria de CCOO de Catalunya (Vicente Rocosa y otros), a cambio de contratos y liberaciones, también al sindicato amarillo y democristiano USOC o del ex Secretario General de industria de la comarca del Baix Llobregat de CCOO Felix Repullo que, tras darse de baja en el sindicato, ha sido contratado como directivo de RR.HH por una empresa en Teruel para despedir a una parte de la plantilla.
La aparición en los medios de unas fotografías donde aparecían juntos en un yate el narcotraficante Marcial Dorado, el reaccionario presidente de la Xunta Galega por el PP Alberto Nuñez Feijóo y la ex-responsable gallega de Sanidad de CCOO María Xosé Alende Maceira, una de las defensoras más acérrimas de la privatización de la sanidad en CCOO y que más tarde sería promocionada a secretaria general de la Federación Estatal de Sanidad de CCOO (hoy ya no juega ningún papel y sus tesis neoliberales fueron derrotadas en los congresos del sindicato) por el mismísimo Ex Secretario General de CCOO, José María Fidalgo.
El secretario general de banca de CCOO (Comfia) José María Martínez, que recientemente salió en defensa del expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa cuando era encarcelado por corrupción y que obligó al actual Secretario General de CCOO, Ignacio Fernández Toxo y la dirección Confederal a desmarcarse y desautorizarlo, exigiendo que se investigue rápidamente “la gestión de Blesa en Caja Madrid y se depuren cuanto antes las posibles recomendaciones penales”. (1) A Martínez se sumaron la ex-líder del sector de la Banca de CCOO, María Jesús Paredes, y su marido, Francisco Baquero, directivo del Consejo de Administración de Caja Madrid por CC.OO, que acumularon un patrimonio de 2 millones de euros en aquellos años de “Pelotazos”.

La prensa de la derecha aplaudía a “sindicalistas” como Paredes en estos términos: “La líder sindical ha sido una de las estrellas de la Conferencia Económica del PP. Su intervención en la mesa sobre la unidad de mercado, en la que se quejó de que no se pudiera “pronunciar España” y defendió una reforma electoral para restar poder a los nacionalistas, suscitó el entusiasmo de la derecha. “Habría que ofrecerle un sitio en las listas”, comentó alguno”. Este texto editorial, referido a María Jesús Paredes, se publicó el 15 de diciembre de 2006 en el diario económico La Gaceta de los Negocios y define con precisión las ideas de una dirigente sindical que despierta el entusiasmo de la militancia del PP y agrada a los grandes banqueros del país.” (2)

Además de las declaraciones de estos dirigentes en favor del banquero Blesa, no tardaron en salir otras del más siniestro y maestro de todos ellos, el ex secretario general de CCOO José María Fidalgo, que dejó entrever su apoyo a Blesa en estas declaraciones indignas de alguien que se llame sindicalista: ”no es posible que todos, políticos, patronal y banqueros, nos hayan engañado. La indignación social es comprensible, pero su traducción en revueltas pueriles puede hacer que quienes se metan en las mareas terminen mareados”. (3) Una clara muestra del pensamiento político de este elemento degenerado y lo que significa su corriente ideológica: el desprecio más absoluto a la realidad de miseria del pueblo trabajador y a las movilizaciones populares contra los recortes (mareas, indignados, movilizaciones…) y una nauseabunda defensa a ultranza de la patronal, banqueros y políticos a su servicio.

El Fidalguismo, la “obra social” del “capitalismo popular” de Aznar

¿Cómo puede haber gente así en un sindicato de clase como CCOO? ¿Cómo pudieron llegar estos elementos a la dirección del Sindicato? Son las preguntas que muchos trabajadores, personas progresistas y de izquierdas se hacen. Las respuestas hay que buscarlas en las condiciones históricas y sociales en que se han gestado estos procesos. La decadencia extrema en la izquierda y el sindicalismo de aquellos años debe inscribirse en el contexto de derrota de la clase obrera y los pueblos y en el de avance de la reacción y el capitalismo.
El modelo de transición y la implantación de la “democracia” burguesa, (impunidad de los crímenes franquistas, restauración borbónica, irresolución de la cuestión nacional, sistema electoral bipartidista, predominio del capital y el neoliberalismo sobre la clase obrera y los pueblos, sometimiento a EEUU, la UE y la OTAN…) y primordialmente, tras la caída Socialismo de este de Europa y la URSS, liberaron y desataron a las fuerzas más reaccionarias de la sociedad: el individualismo feroz, el consumismo desenfrenado, el enriquecimiento sin escrúpulos, la especulación y la corrupción hasta el tuétano.
Los años 90 del siglo pasado y los primeros de este siglo, fueron los de máxima expansión de las ideas burguesas y neoliberales en la sociedad, con tanta fuerza, que llegaron a penetrar profundamente en las organizaciones obreras y de izquierdas. Con la victoria del PP en 1996, triunfaban en la sociedad las consignas e ideas del “España va bien”, el “capitalismo popular” y las “clases medias” que pregonaba el aznarismo y el capitalismo más salvaje.
El Fidalguismo fue su expresión en CCOO. Lo mismo que también quedan herencias de aquella época en algunos dirigentes y estructuras de IU. Gracias a muchas personas honestas que resistieron el envite del ala más reaccionaria en el sindicato y en la izquierda, la correlación de fuerzas cambió. Ignacio F. Toxo y Cayo Lara fueron la expresión de esa recuperación y reforzamiento de la tendencia hacia la izquierda y el sindicalismo de clase. ¿Es suficiente? Queda mucho por hacer y reconstruir, el camino es largo, duro y contradictorio, pero la lucha de clases no se detiene ante las dificultades. Hay que continuar la pelea frente a los elementos corrompidos y oportunistas para que, en el sindicato y la izquierda, se consoliden las posiciones de clase y transformadoras que siempre les caracterizó.

Luchar por mejorar el sindicato, no contra el sindicato

Es comprensible que haya descontento con tales situaciones, pero el descontento debe orientarse hacia los “elementos” reaccionarios, oportunistas y corrompidos, no contra el sindicato en su conjunto. Cuando surjan posiciones polémicas o rechazables, las criticas deben ejercerse de forma contundente pero, a la vez, siendo justos y rigurosos para no hacerle el juego a aquellos (que van desde la patronal y la derecha hasta algunos sectores de la ultraizquierda), que aprovechan cualquier situación para atacar al sindicalismo, en este caso a Comisiones Obreras en su conjunto, sin hacer las distinciones ni precisiones oportunas. Hay que tener presente que la mayoría de delegados/as, afiliados/as y militantes sindicales de CCOO se dejan la piel día a día por la clase obrera, por lo que es temerario e injusto para cualquier persona de izquierdas ponerlos al mismo nivel que este “experto” lacayo de la banca, de los clanes miserables y mafiosos o de gente ligada a la derecha y la patronal.

En el sindicato se está librando un fuerte debate y hay un profundo malestar e indignación contra la posición personal de este “experto”, así como por las otras tropelías de los demás personajes corruptos, antisindicales y reaccionarios. En otras épocas del sindicato, sobretodo bajo la dirección de J Mª Fidalgo, no habría habido discusión, puesto que esas posiciones eran las dominantes. Es un síntoma de que el sindicato renace y de que las posiciones de clase y de izquierdas van ganando espacios de hegemonía. La lucha de clases va reforzando la consciencia de clase, entre los obreros, organizaciones sindicales y en la izquierda.

Con el sindicalismo y la clase obrera

Los comunistas debemos tener altura de miras. No caer en el juego del antisindicalismo, ni atacar a las organizaciones sindicales en su conjunto. Hay que ganar la hegemonía entre la clase obrera y dar ejemplo en los sindicatos, trabajando contra todas las dificultades, por la unidad de la clase obrera y de los sindicatos, definiendo alternativas concretas y generales a los problemas de los trabajadores frente a una patronal envalentonada y contra su régimen monárquico vasallo de la troika (BCE, UE, FMI).

El capitalismo en crisis tiende al fascismo. Las medidas de “austeridad” y recortes salvajes generan un tremendo descontento social que cada día pone más en cuestión su explotación bestial e inhumana. Para imponer su política agresiva contra el pueblo recurren masivamente a la represión y la criminalización de las protestas. La campaña mediática contra CCOO y contra el sindicalismo de clase es la muestra del fracaso de la derecha en su intento de domesticar a las organizaciones sindicales por la vía de la infiltración y la corrupción.

El régimen oligarca y sus gobiernos están preocupados por el auge de las luchas sociales (huelgas generales, 15M, mareas, PAH’s…) y tratan de implantar una “alternativa” neofascista. Para ello necesitan desmovilizar, dividir y asentar entre los obreros el antisindicalismo, bien atacando y debilitando a los sindicatos de clase (animando a sus aliados dentro y con campañas mediáticas fuera), o bien promocionando el sindicalismo corporativo y amarillo. El objetivo es destruir la capacidad de lucha y la consciencia de la clase obrera, e ir introduciendo el corporativismo como ideología y base social, como sucedía en el fascismo. Por eso es fundamental combatir el antisindicalismo. 

Hay que organizar y concienciar a la clase obrera y al pueblo contra un capitalismo cada vez más salvaje y peligroso, alertar del peligro fascista, frente a un imperialismo cada día más militarista y agresivo, y preparar las condiciones para que el pueblo y la clase obrera tengan su propia alternativa, por la democracia popular, la república y el socialismo.